Procrastinadora de nacimiento. Prefiero la distopía a la utopía.
Las noches en las que no he podido cerrar los ojos me han bautizado como La Insomne y, paradójicamente, me sumerjo en mundos paralelos durante constantes ensoñaciones para crear historias que instiguen la conciencia del loco y la censura del liberal con lo que vivo o imagino.
Si no hubiera sido comunicóloga, fotógrafa, lectora, escritora, profesora, creyente de las causas sociales, adicta al cine, la música, el teatro, fan de las calcetas a rayas, de los zombis, del helado de gansito y tuitera, me habría gustado ser cantante de cabaret, actriz de teatro musical o chofer de un tráiler.
No soy fina, pero aspiro a ser vulgar.
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